Biodiversidad Fúngica

MICORRIZAS

Los objetivos que se pueden plantear al realizar una inoculación son muy variados y básicamente pueden relacionarse como sigue:

OBJETIVOS DE LA PRODUCCIÓN DE PLANTA INOCULADA
FASE DE VIVERO. (Castellano y Molina, 1989)
  • Reducción del número de plantas descartadas.
  • Incremento del crecimiento y homogeneidad.
  • Protección contra patógenos.
  • Prevención de estrés (hídrico y nutritivo).
FASE DE PLANTACIÓN (Trappe, 1997, Castellao y Molina, 1989)
  • Incremento de la supervivencia y crecimiento en campo.
  • Reforestación convencional.
  • Reforestación de zonas con estrés ambiental.
  • Producción de esporocarpos comestibles.

La aplicación de ectomicorrizas en reforestación requiere el desarrollo experimental de las siguientes fases:

  • Aislamiento y selección de especies y razas fúngicas más adecuadas.
  • Desarrollo de técnicas de inoculación.
  • Evaluación de planta inoculada en plantación experimental.

En la primera fase de aislamiento es importante tener en cuenta ciertos criterios de selección como son:

  • Capacidad de crecimiento y posibilidad de manipulación del hongo cultivado de manera pura.
  • Adaptabilidad ecológica. Debe poder adaptarse tanto a las condiciones de vivero como a la posterior plantación en campo.
  • Especificidad. Rango de plantas hospedadoras y posición en la sucesión de especies.
  • Efectos que produce su asociación simbiótica en el crecimiento y supervivencia de la planta en sus primeras fases de desarrollo.
  • Tolerancia a condiciones especialmente desfavorables (toxicidad, sequía).
  • Interacción. Efectos sinérgicos con otros micoorganismos (bacterias y hongos) o antagonistas (frente a patógenos).

La segunda fase, relativa al desarrollo de técnicas de inoculación. Una vez seleccionado el hongo deseado existen distintas metodologías, cuya diferencia fundamental es el empleo de:

  • Micelio (inóculo vegetativo)
    • Producido en matriz de turba y vermiculita, descrita por Marx y Bryan (1975)
    • Incluido en gel de alginato polimerizado descrito por Le Tacon et al (1983)
  • Esporas
    • Obtenidas a partir de la trituración de esporocarpos en agua según el protocolo descrito por Castellano et al (1985).
Suillus granulatus y Laccaria bicolor, dos especies muy utilizadas en los viveros de planta micorrizada.Suillus granulatus y Laccaria bicolor, dos especies muy utilizadas en los viveros de planta micorrizada.

En cuanto a la tercera y última fase de evaluación de planta inoculada escrítica para observar el beneficio de la inoculación. Existen gran cantidad de estdios experimentales sobre aplicaciones prácticas de la micorrización en repoblación forestal, aunque es preciso destacar que la gran mayoría de trabajos se limitan a un número limitado de especies, entre las que destacan Pisolithus tinctorius, Laccaria bicolor, Laccaria laccata o Suillus granulatus. A partir de los resultados en plantaciones experimentales en diferentes climas y condiciones se pueden extraer las siguientes conclusiones generales (Parladé, 1998).

  • La inoculación es más eficaz a menor calidad de la estación, es decir, cuanto más pobre sea el suelo.
  • Las especies arbóreas introducidas presentan una respuesta de supervivencia y crecimiento mayor que las especies nativas.
  • La planta producida a raíz desnuda responde antes a la micorrización que la producida en contenedor, aunque tras varios años en campo, la respuesta puede igualarse.
  • La mayoría de los hongos probados requieren un nivel de colonización radical alto para permitir su competitividad con la microflora rizosférica nativa.

Consideración aparte merece la gestión de la fauna silvestre o de la masa en relación con su presencia, debiendo valorarse su efecto sobre la dinámica de la comunidad fúngica. Existe una gran variedad de especies animales que encuentran en los hongos una fuente de alimentación. La micofagia animal ha sido aprovechada para la propia dispersión fúngica. Hay esporas que resisten el paso por el tracto digestivo de los animales, aunque se estima que la forma más importante de dispersión se basa en la adherencia de las esporas a la superficie de los animales (Shaw, 1992).

Los jabalíes, cuyas poblaciones han experimentado en últimos años un aumento considerable, constituyen un peligro declarado para las trufas y otros hongos. Aunque son un medio natural de propagación de muchos hongos hipogeos, si existe una gran densidad en muchos montes pueden llegar a provocar una elevada presión sobre las setas.

Los trabajos selvícolas de mejora son podas y claras tendentes a que el monte no esté cerrado y plantaciones de encinas micorrizadas en vivero con esporas de trufas. Asimismo, la gestión adecuada de actividad cinegética, planificando adecuadamente las batidas y calculando los cupos necesarios para regular la densidad, favorecerá tanto la riqueza y producción micológica, como el propio desarrollo del monte.

El jabalí y el oso encuentran en los hongos una fuente de alimento.El jabalí y el oso encuentran en los hongos una fuente de alimento.

Otro aspecto a considerar son los insectos que realizan parte de su ciclo biológico en el interior de los hongos principalmente carnosos. La presencia de las larvas en hongos comestibles, puede plantear problemas para su comercialización. Se propone por tanto el seguimiento de estos fenómenos de plaga y su posible relación con parámetros bióticos y abióticos.

Otras actividades como la ganadería pueden tener un efecto positivo sobre la aparición de especies saprófitas como Macrolepiota procera, cuya mayor potencialidad corresponde a áreas montañosas frecuentadas por el ganado.

Las especies que crecen en las zonas anegadas son de inferior calidad y al ser drenados los terrenos, siempre que no se haga en exceso, aparecen especies más valiosas. Sin embargo, si se realizan zanjas de drenaje muy profundas se corre el peligro de desecar demasiado el suelo disminuyendo la producción.

Elaphomyces mutabilis “criadilla de ciervo”.Elaphomyces mutabilis “criadilla de ciervo”.

Diversos estudios confirman que la realización y mantenimiento de infraestructuras varias en el monte tiene una gran importancia sobre el aprovechamiento micológico ya que pueden ser utilizadas como herramienta de gestión de este recurso, al concentrar la mayor presión recolectora en sus alrededores.

Otro tipo de tratamientos son los que se llevan a cabo en zonas de producción más intensiva como es el caso de las explotaciones truferas donde resulta rentable aplicar medidas culturales como el riego o la fertilización. Se ha comprobado experimentalmente que el riego aumenta la producción de forma significativa en este tipo de plantaciones (Le Tacon et al 1982).

En cuanto a la fertilización, aunque inicialmente incrementa notablemente la producción, si se prolonga su efecto, se produce un descenso de micorrizas a partir del tercer o cuarto año de aplicación (Ohenoja, 1989). Estos tratamientos son de difícil aplicación a escala de masas forestales que se gestionan habitualmente y tendría que limitarse la intervención en pequeñas zonas, seleccionadas por sus características favorables.