Biodiversidad Fúngica

CLAREOS Y CLARAS

Los clareos y claras, son otros tratamientos, que se llevan cabo en fases de desarrollo intermedias de la masa, que pretenden concentrar el crecimiento en un número menor de ejemplares para evitar una falta de vigor generalizada y mejorar el rendimiento económico de las sucesivas cortas.

Se considera más favorable en relación con la comunidad micológica que estas cortas sean por lo bajo, eliminando los árboles dominados y suprimir los de menor crecimiento y vigor. Esto se justifica por el hecho de que los árboles dominantes y codominantes son los que presentan mayor capacidad de micorrización.

Después de las claras, los árboles pueden aumentar su actividad fotosintética y desarrollan lo que podría suponer un aumento de recursos para las micorrizas, aunque es preciso tener en cuenta los cambios producidos en las condiciones microclimáticas del ecosistema.

A pesar de que se han encontrado producciones más elevadas en parcelas aclaradas; (Ohenoja 1988), estos tratamientos afectan de forma desigual a las diferentes especies. Kropp y Albee (1995), mostraron que las claras reducían el número total de especies micorrícicas en comparación con la zona no intervenida y que mientras algunos hongos eran afectados negativamente por esta intervención, otros se veían favorecidos.

La familia de los Hygrophoraceae aparentemente era la más susceptible a claras de tipo intermedio, mientras que las intervenciones de mayor intensidad presentaban un efecto negativo sobre el número total de esporocarpos de los hongos micorrícicos, aunque algunas especies como Suillus brevipes vieron incrementado su porcentaje de abundancia al aumentar la severidad de la perturbación. Esto mismo ocurrió en parcelas de ensayo de claras de Pinus sylvestris del INIA donde las intervenciones provocaron efectos favorables en algunas especies (Fernández Roirán, 1994).

Tanto las claras como las cortas de regeneración de la masa antes descritas generan madera y restos de corta que deben ser adecuadamente gestionados. El tronzado y apilado de la madera superior a 8 cm, para su posterior saca a pie de pista, junto con la trituración de residuos de corta resulta beneficioso para la masa, pues de esta manera se evita el riesgo de incendios y plagas y se facilita el acceso de recogida de las setas.

Asimismo, se logra que los nutrientes contenidos en estos restos puedan ser procesados y empleados por la vegetación y micoflora existente al no extraerlos ni quemarlos.